PARA LAS CUATRO ESTACIONES
Primavera
Finalmente Yuriana, el hada de la primavera,
llegò danzando sobre los campos, e-sparciendo su manto de flores de miles
colores y nuevos brotes perfumados. Y ha-sta los pajaritos cambiaron sus
gorjeos y ahora trinaban felices al cielo. Uno de el-los se posò delicadamente
sobre su mano y ella lo acariciò con la mejilla. Todas las mañanas Gunilla
corrìa a mas no poder, bajando por los senderos tapi-zados de hierba tierna, y
luego se trepaba sobre las colinas para contemplar aquel-la extensiòn de àrboles
en flor, como una gran cobija de pètalos rosa y blancos. Volvìa a la casa
jadeando y risueña, con su cesto lleno de hermosas flores, con las cuales la
abuela Suyay le enseñaba a hacer guirnaldas para adornar sus cabellos; o decoraciones para la casa, desecàndolas
previamente. La abuela tambièn solìa poner a secar al sol, en el umbral de la
ventana, gemas de pino y guindas en azù-car que luego se transformaban en
exquisitos postres. El abuelo Quico pasaba largas horas entibiàndose con los
primeros soles, sentado en el banco que estaba afuera, cerca de la entrada. Mas
que nada, en realidad, espera-ba la llegada del cartero con la buena noticia
del regreso de Beto. Su hijo, el papà de Gunilla, habìa viajado junto a su
esposa a un lugar muy lejano por una misiòn de trabajo que los habìa tenido
ocupados por un año. Si bien esto lo habìa entristeci-do un poco, al mismo
tiempo le habìa alegrado la vida,le habìa regalado esas cuatro estaciones con
su nietita. La abuela Suyay se habìa burlado de èl, que extrañaba tanto a su
hijo, pero con la llegada de Gunilla la casa se habìa llenado de alegrìa y la
tristeza habìa desaparecido con las risas cristalinas de la niña y el rumor de
los pasitos de sus pequeños pies. La abuela habìa encontrado en su nieta la
compañera ideal para su forma mas li-bre y relajada de pensar, afectada por
el caràcter tan aprensivo de su marido y
aquel mas reflexivo del hijo. Desde los primeros momentos habìa nacido entre
las dos una hermosa complicidad, y el abuelo a veces se sentìa un poco
excluìdo, en-tonces empezaba la competiciòn entre los dos abuelos para
complacer a la niña y ganarse su cariño.
-Es necesario que comas mas fruta, mi querida, la fruta de estaciòn, y
no solamente las frutillas o cerezas que tanto prefieres!. Pero Gunilla non
querìa saber nada de estos consejos y menos de
comer sobre todo cierto tipo de verduras como espinacas o espàrragos .
Traductora LilianaD'Alessio
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